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La Ortografía 

Es importante puntualizar en que la norma no es una imposición, sino el consenso de la comunidad hablante, ya que la «costumbre idiomática» parte de la comunidad hablante y el «conjunto de reglas» parece que es impuesto; pero, en realidad, es la comunidad hablante quien elige la norma. La norma surge, pues, del uso, y se impone a la comunidad hablante; pero, no por decisión de ninguna autoridad, sino para asegurar la existencia de un código compartido que preserve la eficacia de la lengua. 

En el mundo hispano, la lengua culta ofrece distintas normas, es decir, el modelo lingüístico del español se construye sobre la realidad de una pluralidad normativa. En la mayoría de países hispanos, la norma culta suele coincidir con la capital (por ejemplo, en Argentina, la norma culta es la de Buenos Aires). No obstante, por encima de todas las normas nacionales, existe una norma dominante aceptada, la de prestigio  el español ejemplar o modélico. La norma ideal hispánica está constituida por la totalidad de hechos lingüísticos comunes a todas las comunidades hablantes.  

Por ello, para escribir correctamente tenemos que tener en cuenta tres conceptos: 

  1. La ortografía de las letras 

  2. La ortografía de las palabras 

  3. La ortografía de las frases

La ortografía de las letras

En cuanto a las letras, tenemos que saber emplear correctamente el uso de las mayúsculas, ya que aunque parezca un requisito relativamente fácil, la lengua española presenta una serie de normas no tan conocidas. Existen casos en los que aunque no hablemos de un nombre propio, ni la palabra se encuentre al inicio de oración debemos usar la mayúscula. Estos son algunos casos: 

  • Los hipocorísticos (variantes familiares del nombre de pila). Ejemplo: Pili..

  • Signos del zodiaco.

  • Cuando un nombre de un autor se emplea para designar sus obras. Ejemplo: un Picasso.

  • Los nombres que designan a familias o dinastías; pero, se escriben con minúscula cuando se utilizan como adjetivos. Ejemplo: los Borbones a los reyes borbones.

  • Los apelativos antonomásticos y las advocaciones. Ejemplos: el Creador, el Todopoderoso.

  • Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de zonas geográficas que abarcan varios países y se conciben como áreas geopolíticas con características comunes. Ejemplos: Occidente, América Latina.

  • Además de la primera, las palabras significativas del nombre de establecimientos comerciales, culturales o recreativos. Ejemplos: (bar) Aquí Me Quedo, (grandes almacenes) El Corte Inglés.

  • Determinados sustantivos comunes cuando designan entidades u organismos de carácter institucional. Ejemplo: el Gobierno, el Estado, la Iglesia, la Policía…

  • La primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, etc.).

  • Los sustantivos y adjetivos que forma parte del nombre de festividades civiles, militares o religiosas, de los periodos litúrgicos (Navidad, Año Nuevo, Día Internacional de la Mujer, Semana Santa, Ramadán), así como los que forman parte de la denominación de acontecimientos históricos relevantes que dan nombre a determinados periodos (la Reconquista, la Semana Trágica).

  • Los nombres de los periodos en que se dividen tanto la prehistoria como la historia. Ejemplos: el Neolítico, la Edad de Piedra, la Alta Edad Media, el Romanticismo, la Edad Moderna.

  • Las abreviaturas de los tratamientos. Ejemplos: Dra., Sr., Ud.

 

Por otra parte encontramos el caso a la inversa, existen palabras que aunque nos de la sensación de que deberían ir en mayúscula no es necesario su uso: 

  • Los tratamientos: don, doña, fray, sor, señor, doctor, licenciado, usted, excelencia. Únicamente se admite el uso de la mayúscula inicial en aquellos que se aplican a las más altas dignidades cuando el tratamiento no va seguido del nombre propio de la persona a la que se refiere.

  • Los sustantivos que designan títulos nobiliarios, dignidades o cargos (civiles, militares, religiosos, públicos o privados), tanto en su uso genérico como si se refieren a una persona concreta.

  • Los adjetivos y sustantivos que designan pueblos y etnias, así como los que denotan nacionalidad o procedencia geográfica.

  • Los nombres de las lenguas, los sustantivos que designan profesiones, los puntos cardinales y del horizonte, hemisferios, líneas imaginarias, polos geográficos, días de la semana, meses, estaciones del año, notas musicales, elementos y compuestos químicos, unidades de medida, principios activos de los medicamentos, monedas, denominación de impuestos y tasas (aunque sus siglas se escriban en mayúscula).

  • Los sustantivos sol, luna y tierra. Solo se escriben con mayúscula inicial en contextos netamente astronómicos, aludiendo, como nombres propios, a los respectivos astros.

  • Las disciplinas científicas y las diversas ramas del conocimiento. Ejemplo: Es magnífico en matemáticas. Solo se escriben con mayúscula inicial en contextos académicos o curriculares, cuando designan asignaturas, estudios o materias regladas. Ejemplo: Me he matriculado en Arquitectura.

  • Las leyes, teorías y principios científicos. Ejemplo: ley de la gravedad.

  • Los nombres de las escuelas y corrientes de las diversas ramas del conocimiento, así como los de estilos, movimientos y géneros artísticos. Ejemplo: darwinismo, platonismo.

  • Las religiones, así como el conjunto de sus fieles. Ejemplos: cristianismo, budismo, islam.

  • Conceptos del ámbito religioso, como sacramentos, ritos, pecados, virtudes, etc. Ejemplos: comunión, misa, purgatorio.

  • Los nombres que designan oraciones. Ejemplos: el padrenuestro, dos avemarías, el credo. 

  • Los nombres propios pueden convertirse en nombres comunes cuando adquieren significado léxico y pasan a denotar clases de entes que comparten determinadas propiedades. En ese caso dejan de escribirse con mayúscula inicial y adoptan la minúscula propia del nombre común. Ejemplos: una celestina, un donjuán, un quijote, etc.

 

La ortografía de las palabras

Por lo que respecta a la ortografía de las palabras, tenemos que tener en consideración el acento y el uso de las tildes. ¿Alguien se ha preguntado alguna vez por qué se usan las tildes?

El acento. La sílaba sobre la que recae el acento en una palabra es la sílaba tónica, mientras que las sílabas pronunciadas sin acento son las sílabas átonas. La mayoría de las palabras átonas son monosílabas. Las palabras de más de tres sílabas siempre son tónicas.

Palabras tónicas. Las palabras con significado léxico, como sustantivos, adjetivos, verbos y la mayor parte de los adverbios, así como también los pronombres personales (con algunas excepciones), demostrativos y posesivos (cuando no aparecen antepuestos al sustantivo), los indefinidos y los numerales (salvo cuando constituyen el primer elemento de un numeral complejo), interrogativos y exclamativos, el relativo cual/es cuando va precedido de artículo, algunas conjunciones y la preposición según.

Palabras átonas. Las palabras de significado gramatical, como los artículos, las preposiciones (excepto según), algunas conjunciones, los posesivos antepuestos al nombre, los adverbios tan y medio, los sustantivos utilizados como fórmulas de tratamiento (don, fray, san), los pronombres personales (me, se te, lo la, le/s), los relativos (salvo cual/es precedido de artículo). 

Funciones de la tilde. La tilde desempeña en español dos funciones: a) Prosódica, señala que la sílaba de la que forma parte la vocal sobre la que se escribe se pronuncia con acento prosódico, es decir, con relieve (Ejemplo: árbol); b) Diacrítica, permite distinguir palabras tónicas de otras formadas por las mismas letras, pero de pronunciación átona. (Ejemplo: él y el).

 

*Nota: La tilde diacrítica no se aplica de manera sistemática a todas las palabras que en español se oponen por ser tónicas a otras idénticas de pronunciación átona. Solo se utiliza la tilde diacrítica en un grupo restringido de palabras monosílabas pertenecientes a diferentes categorías gramaticales y en las palabras que forman parte de la clase de los interrogativos, exclamativos y relativos, todas ellas de uso frecuente en español.

Las reglas de acentuación gráfica. No en todas las palabras se señala con tilde su sílaba tónica. Las palabras monosílabas se escriben sin tilde: fe, ve, ya, mes, sol, guion, truhan, ion, fie, liais, etc., aunque son excepción a esta regla las palabras monosílabas que se escriben con tilde diacrítica: tú, él, mí, sí, té, dé, sé, más, etc. Las palabras polisílabas se rigen por unas reglas para su acentuación teniendo en cuenta dos factores: el lugar que ocupa en ellas la sílaba tónica y la letra en la que terminan.

Acentuación de las palabras polisílabas. a) Agudas: llevan tilde cuando terminan en n o s (no precedidas de otra consonante), o en vocal (a, e, i, o, u); no llevan tilde cuando terminan en consonante distinta de n o s, cuando terminan en más de una consonante (esnobs), cuando terminan en y (virrey); b) Llanas: llevan tilde cuando terminan en consonante distinta de n o s, cuando terminan en más de una consonante (bíceps, récords), cuando terminan en y (yérsey); no llevan tilde cuando terminan en n o s (no precedida de otra consonante), o en vocal (a, e, i, o, u); c) Esdrújulas y sobresdrújulas: se escriben siempre con tilde.

 

La ortografía de las frases

El párrafo como decíamos al inicio está compuesto por oraciones y estas a su vez están estructuradas mediante los signos de puntuación. Por ello es importante destacar los principales usos de algunos de ellos:

 

La coma (,). Delimita unidades discursivas inferiores al enunciado:

  • Se usan para delimitar incisos (elementos suplementarios que aportan precisiones, amplificaciones, rectificaciones, o circunstancias a lo dicho).

  • Se separan con coma del resto del enunciado las interjecciones (ah, ay, bah, caramba, eh, hola, oye, venga, etc.,) y las locuciones interjectivas (ni modo, vaya por dios, etc.).

  • Van precedidas de coma, las muletillas interrogativas que pueden aparecer al final de los enunciados, como: ¿verdad?, ¿no?, ¿eh?, ¿ves?, ¿viste?

  • Se separan mediante coma conectores como: además, asimismo, ahora bien, sin embargo, no obstante, por el contrario, aun así, con todo (y con esto), así pues, por consiguiente,  por lo tanto, es decir, o sea, por ejemplo, en definitiva, en primer/segundo lugar, por una/otra parte, por último, pues bien, etc. Muchos de los conectores son formalmente idénticos a secuencias que desempeñan otras funciones; en algunos casos, solo la puntuación hace evidente esa diferencia. Ejemplo: A propósito, no hagas eso [= Dicho sea de paso, no hagas eso]; A propósito no hagas eso [=Deliberadamente no hagas eso].

  • Cuando el último elemento de una coordinación va introducido por una conjunción copulativa (y/e) o disyuntiva (o/u), no se escribe coma. Sin embargo, esta regla tiene algunas excepciones, por ejemplo, cuando la conjunción y  tiene valor adversativo (equivalente a pero), puede ir precedida de coma (Le aconsejé que no comprara esa casa, y no hizo caso).

  • Se escribe coma ante las oraciones coordinadas adversativas, es decir, las introducidas por pero, mas, sino (que), sino (también) y aunque. 

  • Solo se escribe coma detrás de las conjunciones adversativas cuando van seguidas de un inciso o cualquiera de las secuencias que se aíslan por comas, como las interjecciones, los vocativos, etc. (Está enfermo, pero, excepto tú, nadie ha venido a visitarlo).

  • No se escribe coma tras la conjunción adversativa cuando va seguida de una oración interrogativa o exclamativa, aunque en el habla suela hacerse una pausa en ese punto (Pero ¡qué alegría verte!).

  • Las secuencias de la oración que desempeñan las funciones de sujeto, atributo, complemento directo, complemento indirecto, complemento predicativo, complemento de régimen y complemento agente no pueden separarse con coma del verbo.

  • No se escribe coma entre los dos miembros de las construcciones comparativas (más… que, menos… que, etc.) ni de las consecutivas (tal/tales que…, tan… que, etc.). Ejemplo: Disfruta más cuidando su jardín que paseando por el campo.

  • Las oraciones ilativas (introducidas por así que, con que, luego, de manera que, etc.,) se escriben siempre precedidas de coma.

  • Se escribe coma detrás de muchos adverbios, así como de grupos y locuciones adverbiales y preposicionales, que afectan o modifican a toda la oración, y o solo a uno de sus elementos (Generalmente, los alojamientos rurales se sitúan en enclaves privilegiados). También afectan a toda la oración, y deben separarse con coma, las estructuras encabezadas por expresiones de valor introductorio como en cuanto, con respecto a, en relación con, con referencia a, etc. (En cuanto a ti, no quiero volver a verte).​​

 

El punto y coma (;). Este signo establece mayor disociación entre las unidades lingüísticas que la coma y menor que la indicada por el punto. Su uso obedece a la intención comunicativa del que escribe y, por tanto, presenta un alto grado de subjetividad:

  • Se escribe punto y coma para separar oraciones sintácticamente independientes entre las que existe una estrecha relación semántica.

  • Se escribe punto y coma para separar los miembros de las construcciones copulativas y disyuntivas en las que se suceden expresiones complejas que incluyen comas o que presentan cierta longitud.

  • Se recomienda escribir punto y coma delante de conectores discursivos que vinculan periodos de cierta longitud; aunque, se recomienda el uso del punto si los periodos son muy extensos.

Los dos puntos (:). Detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que sigue, que siempre está en estrecha relación con el texto precedente (tienen un valor enunciativo):

  • Por regla general, tras los dos puntos se escribe minúscula; aunque, cuando estos anuncian el comienzo de una unidad con independencia de sentido, se escribe con mayúscula: tras el encabezado de una carta, tras los dos puntos que anuncian la reproducción de palabras textuales, tras los dos puntos que cierran los epígrafes de un documento, etc.

  • Se escriben dos puntos ante enumeraciones de carácter explicativo, es decir, aquellas precedidas de un elemento anticipador (Así me gustan las personas: inteligentes, simpáticas y sentibles). Debe evitarse la escritura de dos puntos ante enumeraciones que carecen de dicho elemento anticipador. (*Mis aficiones son: leer, viajar y montar en bicicleta). Sí pueden usarse los dos puntos en este último supuesto cuando los miembros de la enumeración se insertan en forma de lista (por ejemplo, en renglones aparte y con guiones).

  • Se escriben dos puntos para separar una ejemplificación del elemento anticipador que la introduce (Hay cosas que no debes olvidar: el pasaporte, por ejemplo).

  • Se escriben dos puntos tras los verbos de lengua que introducen literalmente las palabras dichas por otra persona y ante pensamientos transcritos tal cual se producen. (Ya lo dijo Ortega y Gasset: «La claridad es la cortesía del filósofo»).

  • Suelen escribirse dos puntos detrás de algunos conectores de carácter introductorio que detienen el discurso con intención enfática, como a saber, es decir, en conclusión, pues bien, dicho de otro modo, más aún, ahora bien, etc. (No se preocupe. Ahora bien: si sigue doliéndole vaya al médico). Aunque los dos puntos pueden sustituirse por una coma y el énfasis desaparece.

Los paréntesis (( )). Se usan para insertar en un enunciado una información complementaria o aclaratoria. La secuencia enmarcada por los paréntesis no se inicia con mayúscula, salvo que el signo de apertura vaya precedido por un punto, o por un signo de cierre de interrogación o exclamación:

  • Se encierran entre paréntesis los incisos; aunque, también las comas se utilizan con este fin. El uso de los paréntesis implica un mayor grado de aislamiento de la información que el uso de la coma.

  • Para introducir opciones en un texto se usa el paréntesis (su uso puede alternarse con la barra). Ejemplo: En el documento se indicará(n) el (los) motivo(s). Los paréntesis que añaden segmentos de palabra se escriben pegados a esta, no así los que añaden palabras completas.

 

Las comillas («»). Su función principal es enmarcar la reproducción de palabras que corresponden a alguien distinto del emisor del mensaje (aunque tiene otros usos tipográficos). En español se emplean tres tipos de comillas: las angulares, también llamadas latinas o españolas («»), las inglesas (“”) y las simples (‘’):

  • Las comillas se utilizan para enmarcar citas textuales. 

  • Se encierran entre comillas las palabras textuales que se reproducen dentro de un enunciado en estilo indirecto.

  • Se usan para enmarcar, en las obras literarias de carácter narrativo, los textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los personajes.

  • Las comillas se pueden emplear para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial. (En textos impresos en letra redonda es más frecuente y recomendable las voces o expresiones extranjeras en letra cursiva que escribirlas entrecomillas). 

  • Se usan comillas para citar el título de un artículo, un reportaje, un cuento, un poema, el capítulo de un libro o, en general, cualquier parte interna de una publicación, especialmente si aparecen junto con el título de la obra a la que pertenecen. Los títulos de los libros, revistas y periódicos, por el contrario, se citan en cursiva (si el texto base va en redonda) o en redonda (si el texto base va en cursiva). 

Todas estas consideraciones están sacadas de La Ortografía de la lengua española (2010), para más información os dejamos aquí el enlace de la RAE, solo tenéis que clicar en la palabra. 

¿Y ahora? ¿Te atreves? Aquí puedes encontrar actividades donde poner a prueba tus habilidades de ortografía.

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